Rococó
Estilo pictórico y decorativo del siglo XVIII que se caracterizó por una ornamentación elaborada, delicada y recargada. El periodo del rococó se corresponde aproximadamente con el reinado de Luis XV, rey de Francia (1715-1774). Sus orígenes exactos son oscuros, pero parece haber comenzado con la obra del diseñador francés Pierre Lepautre, quien introdujo arabescos y curvas en la arquitectura interior de la residencia real en Marly, y con las pinturas de Jean-Antoine Watteau, cuyos cuadros de colores delicados sobre escenas aristocráticas que se desarrollan en medio de un entorno idílico rompen con el heroísmo del estilo de Luis XIV.
El término rococó proviene del francés rocaille, que significa 'rocalla'. En decoración, se caracterizó por una ornamentación basada en arabescos, conchas marinas, curvas sinuosas y en la asimetría; en pintura se distinguió por el uso de colores pastel más bien pálidos. Los pintores más representativos fueron François Boucher y Jean-Honoré Fragonard, el primero es famoso por pintar escenas de tocador pobladas por multitud de amorcillos, mientras que el segundo se caracteriza por las escenas galantes que se desarrollan en el interior de alcobas o en claros del bosque. En cuanto a la decoración, el rococó alcanzó su cumbre en el Hôtel Soubise de París, trabajo que comenzó en el año 1732 y al que contribuyeron un gran número de artistas y decoradores notables, entre los que destacan Gabriel Germain Boffrand y René Alexis Delamaire.
El estilo rococó se difundió rápidamente por otros países europeos, particularmente por Alemania y Austria, donde se entremezcló con el barroco creando un estilo suntuoso y profuso, especialmente en iglesias y espacios sagrados. Culminó con el trabajo del arquitecto y diseñador bávaro François de Cuvilliés en su obra del pabellón de Amalienburg (1734-1739), cerca de Munich, cuyo interior, parecido a un joyero, estaba compuesto de espejos, filigranas de plata y oro, y paneles decorativos. En España, el palacio de La Granja es el edificio que más se acerca a este estilo artístico, aunque el rococó se desarrolló más en la decoración de interiores.
En Francia dio paso al austero estilo neoclásico a finales del siglo XVIII y desapareció con el inicio de la Revolución Francesa en 1789 de manera repentina y por completo.
En Austria y Baviera floreció especialmente el estilo rococó. La abadía benedictina de Ottobeuren (1748-1772), proyectada por Johann Michael Fischer (1692-1766), es tan sólo una de las iglesias, monasterios y palacios llevados a cabo en este periodo en el centro de Europa, entre los cuales también destaca la iglesia de peregrinación de los Vierzehnheiligen (1743-1772) cerca de Banz (Alemania), proyectada por Balthasar Neumann, y el Amalienburg (1734-1739) en el parque del Nymphenburg, cerca de Munich, del arquitecto bávaro nacido en Flandes, François de Cuvilliés.Pintura Rococo
El arte rococó, que floreció en Francia y en Alemania a principios del siglo XVIII, era en muchos aspectos una continuación del barroco, sobre todo en lo concerniente al uso de la luz y de la sombra, y al movimiento compositivo. Sin embargo, es un estilo más ligero y festivo, muy adecuado para la decoración de las residencias parisinas. Entre los pintores del rococó destaca Jean Antoine Watteau, conocido por sus pinturas etéreas de enamorados elegantemente vestidos solazándose en las fêtes galantes (reuniones al aire libre, que estaban de moda); estas fantasías bucólicas fueron muy emuladas por otros artistas franceses. También eran muy populares las escenas mitológicas y pastorales, en las que aparecían mujeres desenfadadas y distinguidas, realizadas por François Boucher y Jean-Honoré Fragonard. Por su parte, J. B. S. Chardin, también destacado como pintor de bodegones, confería a las mujeres el papel de madre y de ama de casa en sus escenas de género. Como ejemplo del estilo rococó en Alemania está la obra del pintor italiano Giovanni Battista Tiepolo, que pasó algún tiempo en Wurzburgo; los techos de la sala de la escalera y del salón de recepciones del palacio episcopal de Wurzburgo están decorados con sus frescos.
Como parangón a la tradición rococó del continente, se encuentran las obras de tres destacados artistas ingleses del siglo XVIII. William Hogarth era conocido por sus cuadros y grabados de tono moralizante, en los que satirizaba los disparates sociales de su época, como en su famosa serie (primero pintada y después grabada) Casamiento a la moda (1743), en la que relata la ruinosa trayectoria de los matrimonios de conveniencia. Thomas Gainsborough y Joshua Reynolds, siguiendo la tradición establecida por Van Dyck, se centraron en retratar a la aristocracia inglesa. El vigor y la gracia de estos retratos, y su penetrante interpretación psicológica, los elevan del simple retrato social a un incomparable registro de las modas y costumbres de las clases adineradas de la época.
Artistas mas destacados:
Watteau, Jean-Antoine (1684-1721), pintor francés considerado uno de los principales artistas del periodo rococó y precursor del impresionismo del siglo XIX.
Watteau nació en Valenciennes (hoy en Francia) el 10 de octubre de 1684. A la edad de 14 años comenzó a estudiar en su ciudad natal de la mano de un humilde pintor de temas religiosos. En 1702 viajó a París, donde vivió como pintor gracias a las copias y amanerados cuadros devocionales que le compraba un marchante. Más tarde estudió con el grabador y escenógrafo Claude Gillot, que le hizo interesarse por los tipos y las formas de la commedia dell'arte italiana tan en boga entonces.
Hacia el año 1708 comienza a trabajar con el artista decorativo Claude Audran, conservador de las colecciones del palacio de Luxemburgo. Gracias a ello, tuvo la oportunidad de estudiar el ciclo de cuadros barrocos de Petrus Paulus Rubens sobre La vida de Maria de Medici. En 1709 ganó el segundo premio del codiciado concurso Prix de Rome, y recibió después importantes encargos. En 1717 es elegido miembro de la Academia Francesa en París. Watteau, de frágil constitución y carácter enfermizo, murió de tuberculosis el 18 de julio de 1721 en Nogent-sur-Marne.
Sus lienzos reflejan la influencia de los grandes pintores flamencos, especialmente de Rubens y de la escuela veneciana. Su estilo, sin embargo, puso de manifiesto una sensibilidad en el tratamiento de la luz y el color, una sensualidad, una delicadeza y un lirismo hasta entonces desconocidos. El estilo de Watteau fue imitado por otros pintores rococós, pero ninguno logró alcanzar las cualidades de su pintura. Con la llegada del neoclasicismo al arte francés, su reputación entró en declive, aunque, tras la Revolución Francesa y, sobre todo, durante el romanticismo, volvió a aumentar.
Entre los temas favoritos de Watteau destacan las reuniones galantes al aire libre, conocidas como 'escenas galantes' (fêtes galantes), en las que elegantes cortesanas y caballeros pasan el tiempo en placenteras fiestas rodeados de árboles. Su obra maestra de este tipo de escenas fue Embarque para la isla de Citerea (1717, Louvre, París). También destacan Capitulaciones de boda y baile campestre y Fiesta en el parque, ambas en el Museo del Prado, Madrid. Otro tema muy utilizado por Watteau fueron las representaciones de payasos, arlequines y otras figuras de la commedia dell'arte, como Arlequín y Colombina (1715, Colección Wallace, Londres) y Los cómicos italianos (hacia 1720, National Gallery of Art, Washington). La muestra de Gersaint (1720, Staatliche Museen, Berlín), pintada para la tienda de un marchante de arte amigo de Watteau, es una obra maestra del género realista tanto por su composición como por su dibujo.
Fragonard, Jean-Honoré (1732-1806), pintor francés del periodo rococó, uno de los artistas favoritos de la corte de Luis XV y Luis XVI por sus escenas amorosas de delicados colores, situadas a menudo en jardines.
Nació en Grasse el 5 de abril de 1732. Comenzó a estudiar pintura a los 18 años en París con Jean Baptiste Simeon Chardin, pero su estilo se formó principalmente a partir de la obra de su maestro posterior, François Boucher. En 1752 ganó el gran premio de Roma; después de ser discípulo durante tres años del pintor francés Carle Van Loo, Fragonard estudió y pintó durante seis años en Italia, donde recibió la influencia del maestro veneciano Giovanni Battista Tiepolo. Al principio Fragonard desarrolló un estilo acorde con la temática religiosa e histórica. Sin embargo, después de 1765 siguió el estilo rococó, que entonces estaba de moda en Francia. Las obras de esta última época, que son las más conocidas, reflejan la alegría, frivolidad y voluptuosidad del periodo. Se caracterizan por la fluidez de líneas, las vaporosas flores en medio de un suave follaje y las figuras con poses llenas de gracia y elegancia, normalmente de damas con sus amantes o de campesinas con sus hijos. La Revolución Francesa le llevó a la ruina económica al perder su posición la nobleza de la que recibía encargos. Aunque contó con la ayuda de Jacques-Louis David, el pintor más importante de la nueva escuela neoclásica francesa, Fragonard no llegó a adaptarse nunca al nuevo estilo y murió en la pobreza el 22 de agosto de 1806 en París.
Las tablas que le encargó Marie-Jeanne Barry, amante de Luis XV, para decorar su palacio de Louveciennes constituyen su obra más importante. En dicha serie, conocida como Los progresos del amor, se encuentran La persecución y El amante coronado (ambos de 1771-1773, Colección Frick, Nueva York). En el Louvre de París se conservan cinco obras suyas, entre ellas Las bañistas (c. 1760) y El estudio (1769); otras obras notables son El columpio (c. 1766, Colección Wallace, Londres) y La carta de amor (c. 1769-1770, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York).
El Pequeño Trianón se encuentra situado al sur-este del Gran Trianón en el recinto palaciego de Versalles. El Pequeño Trianón fue creado en el siglo XVIII: Luis XV hizo construir, en principio, un zoológico, un jardín, una escuela botánica y un invernadero. Luis XVI regaló el Pequeño Trianón finalizado a su esposa María Antonieta. El arquitecto encargado de los planos fue Ange-Jacques Gabriel. En el siglo XIX, la emperatriz Eugeniareunió en él un conjunto de objetos que habían pertenecido a María Antonieta.
El castillo del Pequeño Trianón fue edificado por orden de Madame de Pompadour, la favorita de Luis XV, que no lo pudo ver acabado porque murió antes de que se terminara en 1768. Seguidamente fue ocupado por Madame du Barry, la siguiente favorita del rey.
Peregrinación a la isla de Citera
Peregrinación a la isla de Citera (Pèlerinage à l'île de Cythère) |
Antoine Watteau, 1717 |
Óleo sobre tela • Rococó |
129 cm × 194 cm |
Museo del Louvre |
Fue pintado en el año 1717, obra que donó a la Academia que le había nombrado agregado en 1712. Fue su ejercicio de ingreso en la Academia Real de Pintura y Escultura, tardando cinco años en acabarla debido al elevado número de encargos privados derivados de su creciente reputación como artista.
El tema fue tan sorprendente y nuevo que se inventó el género fiesta galante (fête galante) expresamente para describirlo: escenas cortesanas en un paisaje rural idílico. La obra marca un hito importante en la historia del arte del siglo XVIII. Tuvo tal éxito que en 1718, Watteau hizo él mismo una réplica algo diferente, a petición de su amigo Jean de Julienne; se titula Embarque para la isla de Citera (Embarquement pour Cythère), expuesto actualmente en el castillo de Charlottenburg, en Berlín, formando parte de la colección de Federico II.
La obra permaneció en las colecciones de la Academia hasta que se traladó al Muséum Central des Arts de la République en 1793, lo que pasaría a ser más tarde el Museo del Louvre de París (Francia), donde se encuentra actualmente.
Es un cuadro del género de ilustración de las fiestas galantes. Esta obra se ha relacionado con un grabado de Tardieu.1 Representa una idea propia de la poesía francesa: un viaje a una isla de bienaventurados en la que reside el amor. Desde la Antigüedad, la isla de Citeratenía un templo dedicado a Afrodita, diosa del amor. La isla representaba así el símbolo de los placeres amorosos. Ahora bien, no se sabe si son parejas que emprenden el viaje hacia la isla o regresan de ella. Los historiadores del arte han llegado a una amplia variedad de interpretaciones de la alegoría del viaje a la isla del amor.
La composición se lee de derecha a izquierda,1 desde la escultura de la derecha hacia la popa del barco, a través de la diagonal formada por varias parejas en distintas actitudes amorosas que ocupan el primer plano y se dirigen hacia una barca sobre la que dos pilotos se preparan para marchar.
Watteau estableció un cierto equilibrio dentro del cuadro, distribuyendo adecuadamente sus distintos elementos. Por un lado pudo compensar el desequilibrio creado por las líneas verticales de los árboles y el eje de la estatua. Es admirable la rítmica estructua de la pintura, con un sutil sentido de continuidad entre los grupos de figuras.
Watteau pintó con pinceladas rápidas y vibrantes, sin precisión en las líneas. Los colores son bellos, predominando los cálidos dorados y rosas, que están acompañados del verde o el azul. Mediante contrastes y gradaciones de luz representa los rayos del sol que señalan el final del día. Esa claridad descendente le añade misterio al cuadro, pues confunde en cuanto a que no se sabe si han emprendido ya la peregrinación o no. No se puede determinar si las personas acaban de llegar a la isla o si, por el contrario, se preparan para abandonarla, a su pesar. Aún está sin responder la pregunta de si los amantes van a marchar a Citera o si regresan ahora de la isla del amor.
El paisaje es ideal, con grandes árboles que dominan todo el segundo plano. El lado izquierdo está dominado por el azul del mar y del cielo y el rosado de las montañas lejanas. Este misterioso paisaje neblinoso en la distancia recuerda los paisajes de Rubens y Leonardo da Vinci.
Las figuras son pequeñas, pero están minuciosamente tratadas, prestando especial atención a los efectos de luz sobre los ropajes que visten. Hay en ellos elementos alusivos a una peregrinación: sombreros, cayados y capas de peregrinos.
Hay en la obra numerosos símbolos mitológicos, como la estatua de piedra que representa a Venus, diosa del amor, o la popa de la barca, en forma de concha. Hay otras citas mitológicas, como los amorcillos suspendidos en el aire y está el sileno, compañero de Baco.2
Se alude de manera simbólica al erotismo o amor carnal. Así, la barquilla tiene forma de cama, las parejas enlazadas evocan el amor que se interpreta como un viaje de los personajes a la isla de Citera, un peregrinaje hacia la isla de los placeres y del amor.
El escultor Rodin consideraba que Wattau había representado una escena de teatro que encuadraba tres acciones sucesivas entra las parejas: proposición y súplicas del hombre a la mujer que duda lo que la hace parecer indiferente; aceptación de la amante convencida, y abandono de la pareja. En cierto sentido este se debe a la actitud ambigua de las parejas de la derecha, que representan pasos o momentos opuestos del cortejo: la vulgaridad, el retraso, la indecisión y el amor.
Las tres parejas del primer plano representarían las etapas de la seducción enamorada. De derecha a izquierda:
- el cumplido galante. Un joven, como un Cupido, tira del vestido de la joven, como para alentarla1 sobre la seducción que comienza entre ella y el galán con el que mantiene una conversación
- la invitación a la danza. El galán, de pie, toma a la joven mujer por las manos, y la invita a levantarse.
- el enlace. Es una tercera pareja que se dirige hacia el barco. La joven mira hacia atrás con nostalgia, como lamentando dejar la isla donde ha pasado horas felices; aunque puede que lamente en realidad la indiferencia de su anterior enamorado. La pareja está acompañada por un perrito, que ha sido interpretado como símbolo de erotismo o de fidelidad.
En la distancia, una serie de figuras suben a un soberbio barco con querubines sobrevolándolo.
El cierto misterio que envuelve el cuadro provoca más de una interpretación, lo que le otorga cierto distanciamiento respecto a lo que parece apreciarse a simple vista. Ahora bien, el cuadro no se presta al análisis intelectual, ya que la voluntad de Watteau era lograr una representación poética. No hay en él protesta social, comparando a aristócratas y gente del pueblo, sino una representación del universo delteatro, inspirado en la comedia del arte.
Una interpretación del tema es que el acto de dejar la isla de Citera representa el abandono de los placeres de la seducción para dar paso a los del amor físico. Se pasa entonces del sueño a la realidad.